Mejores condiciones para los especialistas de orientación

Desde ANPE Canarias hemos solicitado en reiteradas ocasiones a la Administración que incremente la dotación de profesionales de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje y Orientación Educativa

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Los diferentes especialistas que conforman los equipos de orientación educativa y psicopedagógicos realizan una labor fundamental para el buen funcionamiento del sistema de enseñanza y la adecuada atención al alumnado. Sin embargo, las condiciones en las que llevan a cabo su cometido distan mucho de ser las idóneas para poder cumplir los objetivos que tienen marcados.

Para empezar, las plantillas son manifiestamente escasas. Desde ANPE Canarias hemos solicitado en reiteradas ocasiones a la Administración que incremente la dotación de profesionales de Pedagogía Terapéutica, Audición y Lenguaje y Orientación Educativa.

En esta ocasión me voy a centrar en el caso de los orientadores y orientadoras. Actualmente, los centros con más de 600 alumnos cuentan con un solo especialista a jornada completa y otro a 9 horas semanales. Esto es así tanto en centros que superan por muy poco los 600 alumnos como en los que alcanzan cifras muy superiores. Por tanto, no existe proporcionalidad y, en cualquier caso, la ratio se aleja mucho de la recomendada por la Unesco y otras entidades, que es de 1 profesional por cada 250 alumnos.

Uno de los ámbitos en los que sin duda es esencial la labor del personal de orientación es el de la salud mental del alumnado. En este sentido, es importante que los nuevos perfiles profesionales que se incorporen al sistema educativo no asuman tareas que le corresponden a los especialistas de orientación, sino aquellas funciones que no les son propias ni a los orientadores ni al resto de las figuras que ya están presentes en los centros. En el caso, por ejemplo, de la enfermería escolar, que se está empezando a implantar con éxito y cuya extensión entendemos es más que necesaria, hay que delimitar bien sus competencias para que no se pisen con las de la orientación educativa.

Es fundamental que se refuercen los recursos con los que ya cuenta el sistema educativo en el ámbito de la salud mental, mejorando las condiciones en las que el personal especialista de orientación desarrolla su trabajo. En este aspecto es importante, además de aumentar la plantilla, actualizar la normativa que regula su labor y reducir y simplificar las tareas burocráticas, así como también delimitar los horarios dedicados a cada una de sus responsabilidades.

En segundo lugar, y de forma complementaria, es conveniente introducir en los centros la figura del psicólogo clínico, dada la creciente prevalencia de trastornos de salud mental y las largas esperas que sufre el alumnado derivado por la orientación educativa a los servicios públicos de salud antes de ser atendido. Las funciones de estos profesionales deben estar convenientemente acotadas y diferenciadas de las de los orientadores y orientadoras, así como desarrollarse, en la medida de lo posible, fuera del horario escolar.

Entendemos, por tanto, que no hacen falta psicólogos educativos en nuestros centros, dado que invadirían las competencias que desarrolla el profesorado de orientación, sino psicólogos clínicos, enfocados en la intervención en aquellos casos que sean derivados por los propios orientadores.