En el comienzo de este curso 2023-2024 hemos vuelto a constatar la tendencia hacia la disminución del número de alumnos y alumnas en las primeras etapas de nuestro sistema educativo. Es una consecuencia directa del descenso de la natalidad en el Archipiélago.
En el primer trimestre de este año, el número de nacimientos en las Islas se redujo un 13,32% respecto al mismo periodo de 2022, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Si atendemos al conjunto de España, en los últimos cincuenta años los nacimientos se han reducido a la mitad. Esta realidad tiene, indudablemente, implicaciones sociales que exceden del ámbito puramente educativo, pero es obvio que también le afecta. Más allá de otras consideraciones, supone una oportunidad evidente para mejorar la atención a la diversidad, siempre que vaya acompañada de la correspondiente reducción de las ratios alumnado-docente.
ANPE Canarias ha venido defendiendo insistentemente los beneficios que reporta la rebaja de las ratios al sistema público de enseñanza, en consonancia con los estudios publicados al respecto, con los datos existentes y con nuestra propia experiencia como docentes. Permite una atención más personalizada al alumnado –algo beneficioso en términos generales, pero aún en mayor medida para los alumnos y las alumnas con necesidades educativas especiales–, incrementa el rendimiento y los resultados académicos, favorece la convivencia en el aula, disminuye la carga de tareas burocráticas soportada por el profesorado…
No se trata, por tanto, de un mantra que se repite por costumbre ni de un empeño del profesorado para trabajar menos horas. Con la disminución del número de estudiantes por docente, la carga horaria seguiría siendo exactamente la misma, pero mejorarían mucho las condiciones en que se desarrolla la enseñanza y, por tanto, la calidad de esta.
En los últimos años se ha avanzado en la reducción de ratios en determinados niveles, a raíz de la pandemia y, especialmente, del acuerdo de incremento de plantillas suscrito el año pasado entre los sindicatos docentes y el anterior equipo de la Consejería de Educación.
Se trata ahora de profundizar esas medidas y extenderlas al conjunto del sistema educativo. El nuevo consejero ha mostrado su predisposición a hacerlo a partir del próximo curso. Es una buena noticia y se debe confirmar a través de la negociación de un calendario plurianual de bajada de ratios que incida en todas las etapas educativas, pudiendo hacerlo de forma más acusada en los niveles donde más se están notando los efectos del descenso de la natalidad.
Es necesario, además, que la reducción sea mayor en aquellas aulas en las que haya alumnado con necesidades educativas especiales y que se implante la docencia compartida, con dos docentes en el aula, en los centros en los que resulte inviable disminuir las ratios a corto plazo por falta de espacio o por otras razones debidamente justificadas. Por otro lado, es fundamental seguir incrementando el número de especialistas en Pedagogía Terapéutica y en Audición y Lenguaje, así como de orientadores y orientadoras, atendiendo a las características y problemática de cada zona y de cada centro.
El documento firmado el año pasado con la Consejería fue muy importante, pero no debe ser recordado como un logro puntual. Una de sus cláusulas abre la posibilidad de negociar un acuerdo plurianual de reducción de ratios, lo que supone una oportunidad para seguir logrando avances que no debemos desaprovechar.
Secretaria de Acción Sindical de ANPE Canarias